Después de una noche reparadora, y un suculento desayuno, hemos emprendido el camino con mas agujetas que ganas, y eso que ganas teníamos muchas.
El camino sale de Zubiri por un precioso puente gótico, y discurre a través de una senda bordeando una horrorosa fabrica que no pega para nada con el entorno, y que emite un ruido que se te termina metiendo por los cinco sentidos.
Por suerte pronto la hemos dejado atrás y hemos cambiado el paisaje por bellas praderas y sendas tupidas de hojas.
Esta vez los pueblos por lo que hemos pasado no tenían provisiones, así que nos las hemos llevado desde Zubiri y hemos hecho algún alto en el camino para reponer fueras.
La entrada a Pamplona ha sido triunfal, a sellar al albergue y a buscar la estación de autobuses hacia casa.
Han sido solo dos días, pero hubiésemos continuado hasta Compostela. Nos da mucha pena dejar el Camino, pero el trabajo nos espera.
Buen Camino para los que siguen.
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